LA PLAZA TIENE VIDA\
Los espacios verdes y plazas tienen un valor físico, por el lugar central que aportan a los vecinos de despeje, oxigenación de nuestro cuerpo y nuestra mente con su vegetación, de recreación de niños y adultos con sus juegos y bancos para sentarse a disfrutar con amigos; Y un inmenso valor social, por cuanto las plazas conforman un espacio de reunión, de generación de lazos entre seres humanos de distintas generaciones y costumbres, un lugar de comunión de culturas y costumbres que valen la pena compartir.
Así, niños, adolescentes y adultos, hombres y mujeres que deciden ir a la plaza, hacen uso de los beneficios que ella les brinda, pero también son los que aportan con su estar a la revalidación de esos espacios. De ahí la importancia de preservarlos entre todos.
Si el espacio público está abandonado, no hay lugar de encuentro, no hay barrio y al final existen los mismos problemas: vecinos que no se conocen, no se generan lazos y al no generarse lazos no hay conexiones que ayuden a desarrollarnos como barrio.
De este modo se estará posibilitando la convivencia social y el divertimento en espacios como estos, que hoy se han vuelto fundamentales para socializar en el marco de la propagación del coronavirus preponderando aún más su importancia en el desarrollo social y humano.
Cuidar, multiplicar y revalorizar las plazas de nuestra ciudad no es una responsabilidad de unos pocos sino de todos nosotros.
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